Ayer vi una foto mía con mis padres. Tenía cinco o seis años. Estaba de pie entre los dos y ambos me tenían cogida de la mano. Me quedé mirando mi cara infantil y pensé: Oh, Dios mío, si alguien te hubiera dicho lo que ibas a tener que pasar en la vida, a lo que te ibas a enfrentar. Esa niñita tan mona de pelo rubio que llevaba un vestido a juego con el de su mamá.