Todas las situaciones difíciles que nos ocurren en nuestra vida tienen
dos caminos posibles:
Camino A: uno de sufrimiento y resistencia, en el que nos rehusamos
a aceptar lo sucedido, en el cual, constantemente nos repetimos lo
terrible que es, y lo “incapaces” que seremos de superarlo.
Camino B: uno de aprendizaje, con algo de incomodidad y
malestar, pero a su vez, uno de crecimiento personal exponencial,
con la visión de explorar hasta los rincones más profundos, íntimos
y mágicos de nuestro ser.